BIENVENIDOS A MI ESTUDIO EN LA WEB (QUE SE IRÁ ACTUALIZANDO MES A MES)!


Acaso hallen algo interesante en él quienes mantienen un compromiso de vida con la justicia y con la belleza.

martes, 31 de diciembre de 2013

Apuntes para un balance del “mejor de los sistemas conocido”



30 AÑOS DE DEMOCRACIA 
NO FUERON SUFICIENTES 
PARA ERRADICAR LA MISERIA





























Los cambios producidos mostrarán en este nuevo siglo un capitalismo mundial con otra modalidad de acumulación y producción, que presenta zonas grises en relación a la clásica diferenciación entre países industrializados y de producción primaria. Con zonas centrales de relativa desindustrialización y otras periféricas recibiendo inversiones industriales con tecnología de punta, las corporaciones rearman sus estructuras a nivel mundial. En ese proceso van desarmando los Estados “del bienestar”, sometiendo a las economías a sus lógicas de acumulación internacional, y avanzando en la apropiación gigantesca de recursos, sectores, mercados y países, en manos de un puñado de bancos y de grandes grupos económicos. Este proceso presenta graves peligros para la humanidad y serios límites para el capitalismo como sistema.

Luis Laferriere
El Diario / Domingo 15 de Diciembre de 2013

Una conmemoración que pasa por alto la crisis estructural del país y sus funestas consecuencias

El 10 de diciembre próximo pasado la República Argentina conmemoró tres décadas de vigencia del orden constitucional. Como si dicho período siguiera varado en una suerte de transición interminable, el acto central que lo celebró tuvo el mismo carácter autista que los fastos del Bicentenario: Un show animado por figuras de la música nacional contemporánea generosamente remuneradas; un elenco estable de asistentes oriundos de la metrópoli y el conurbano (contingente social que alimenta la consabida “postal turística” que el multimedios estatal denomina “masiva concurrencia”) repartido entre adherentes y curiosos; y una única oradora, ya sin luto pero siempre admonitoria.

Este cronista no pasa por alto que el calentamiento global, fomentado - entre otros factores - por los residuos gaseosos de las empresas empeñadas en abaratar costos ahorrando todo tipo de recaudo en materia de seguridad industrial, en esta época del año incrementa el consumo de electrodomésticos, lo que acarrea como consecuencia el colapso de las usinas, el corte de fluido eléctrico por tiempo indeterminado tanto en hogares humildes como de clase media… y que los damnificados más impacientes tienen por costumbre cortar las carreteras del país en procura de hidratación, higiene, y gambeteo de enfermedades evitables, toda vez que la Aldea Global - como es de público conocimiento -  depende de un simple corte de luz capaz de devolvernos a pretéritas eras pre civilizatorias de la humanidad.

Tampoco ignoramos que un agente del orden no es cualquier trabajador, sino más bien un empleado estatal armado por sus patrones para preservar la propiedad privada regulando la disciplina social, y que cuando aumentan los riesgos a los que se expone - producto de una inseguridad incrementada por el modelo de exclusión social -  cuenta con una herramienta de coacción contra sus empleadores tan eficaz como lo es desguarnecer el espacio público dejándolo a merced de hambreados y pescadores de río revuelto, ni mucho menos disimularemos el hecho evidente de que en países hermanos de la región estos alzamientos de la fuerza pública han sido capitalizados por el Imperio, siempre dispuesto a ahogar el más módico esfuerzo emancipatorio de nuestros pueblos.

Ni siquiera omitiremos que los saqueos que de un tiempo a esta parte se multiplican hacia fin de año son terreno fértil tanto para legítimos desesperados como para aventureros de toda laya, lo que no obsta para refrescar el detalle de que el último eslabón de la cadena social no arriba a semejante instancia despojado apenas de bienes materiales tan imprescindibles como comida, ropa, o acceso a la salud… sino también drásticamente privado de ingresar a los paraísos artificiales que promete la mejor tarjeta de crédito, el más poderoso smart phone, o ese LCD que ahora incluye anteojos para 3D, lo cual ubica a ese periodismo amarillista afecto a argumentar que “roban plasmas en vez de comida” entre la condición de soberanos pelotudos y la de reverendos hijos de puta.

Ocurre que la fragmentación con que se administran las noticias genera niveles de alienación que neutralizan la capacidad de sus consumidores para desarrollar una visión integradora de las mismas. Cuando un anciano es internado por tiempo prolongado a causa de una dolencia, a menudo se producen reacciones en cadena que agravan el cuadro original; ningún médico duda en diagnosticar en esos casos que se trata de una complicación  sistémica. El pensamiento estratégico alguna vez aplicó estos criterios al análisis político, evitando la tentación de aislar la consideración de cada hecho. Sin embargo, por citar un ejemplo recurrente, se ha naturalizado recibir con alarmante frecuencia noticias acerca de la irrupción de francotiradores o masacres escolares en la sociedad norteamericana sin que los comunicadores sociales describan dicho fenómeno como un hecho sistémico. Es más, la costumbre es singularizarlo a la sobreabundancia de sicópatas, diagnostico que por otra parte tranquiliza más a la opinión pública. En consecuencia, el irrespirable clima del verano en curso, inaugurado con Alerta Rojo, “sorprende” por inédito a las autoridades del Ministerio de Planeamiento que no atinan a bajar de inmediato el riesgo de muerte de la población… y el periodismo cubre la noticia fritando un huevo en una boca tormenta del microcentro o relevando el abastecimiento de agua mineral en los kioscos… pero nadie asocia semejante fenómeno a la sorpresiva irrupción de palometas en las costas de Rosario (¿para no llevar más alarma a la opinión pública?)

De manera que, ante semejante contexto de dificultades inherentes al sistema capitalista al que los sucesivos gobiernos del período en cuestión se han empeñado en lavar la cara, los discursos laudatorios de “la década ganada”, cacareados sobre más de una decena de cadáveres tibios de vecinos asesinados en su mayoría por el comerciante del barrio, convierten a sus contumaces adherentes en habitantes del País Matrix, ese minúsculo territorio real-virtual físicamente circunscripto al microcentro porteño, y mediáticamente  sostenido por la prensa oficial… mientras el elenco estable de la democracia colonial continúa sobreseyéndose mutuamente de cualquier delito, como acaba de ocurrir con las coimas en el senado delarruísta, que según la Justicia no existieron.

Crece el bolsón de argentinos relegados por una matriz productiva que aún no ha sido masivamente puesta en debate

En tanto, buena parte de la militancia juvenil florecida en los últimos años sigue valorizando los discursos y las expresiones de deseo del poder por encima de la matriz productiva - basada en el agronegocio y el extractivismo - sobre la que este se sostiene.

El desierto verde de la soja sigue avanzando sin prisa y sin pausa sobre toda zona fértil del país, arrojando poblaciones originarias y campesinos pobres hacia el hacinamiento de las grandes capitales, donde serán recibidos por otra funesta consecuencia del modelo vigente: El boom inmobiliario de las torres y los countrys destinados a esa ciudadanía VIP en condiciones de financiarse el auto rescate de la polución ambiental y social, esta última compuesta por l@s argentin@s que sobran, compatriotas con valor de resaca, en su mayoría destinados a cerrar el círculo del delito cuentapropista a ser faenado por el gatillo fácil. 

De un tiempo a esta parte se ha naturalizado cantar loas a la generación del 70… pero a distancia prudencial de remontar sus más caras utopías. Sin ir más lejos, abundan quienes, pretendiendo ubicarse a la izquierda del espectro político, pasan por alto un debate tan crucial como impostergable: Aquel que debería poner en cuestión al salvaje sistema capitalista imperante y todas sus variantes “democráticas” de alta o baja intensidad, haciéndose eco de las experiencias más avanzadas de la región, que proponen debates tan valiosos como el Estatuto del Buen Vivir, o el Socialismo del Siglo XXI, y mecanismos institucionales de nuevo cuño, ampliatorios de la representación social parlamentaria, como las Asambleas Constituyentes. 

Perspectivas del campo popular en el año que se avecina

El arco político popular en resumida síntesis se compone de las variantes más populistas o conservadoras del neo desarrollismo en el poder, de nuevas alternativas socialdemocráticas constituidas por reciclajes de la segunda mayoría nacional o variantes de coaliciones progresistas que dilapidaron su oportunidad histórica sepultada durante el Argentinazo de 2001, de un flamante frente de izquierda que crece a expensas de numerosas luchas sindicales de carácter antiburocrático, y una bisoña confluencia de la autodenominada izquierda popular independiente que este año se arriesgó a participar del proceso electoral haciendo un papel más que decoroso.

Inflación mediante, y dispuesto el movimiento obrero a perforar todo techo paritario impuesto, 2014 promete ser un año de gran conflictividad social, lo que amenaza con consumir vertiginosamente el capital político de cuanta alquimia institucional se le ocurra a un gobierno que hasta ahora no ha dejado de “sacar conejos de la galera” a fin de oxigenarse. Las demandas básicas que van tomando cuerpo entre los sectores más postergados podrían sintetizarse en la siguiente enumeración:

Salario mínimo vital y móvil de $8.000 extendido a los trabajadores de los  estados provinciales y municipales

82% móvil para los jubilados

No más despidos ni suspensiones

Sería de esperar que la emergencia de sectores rebeldes en el parlamento  incluyera también la renuncia a todo tipo de dogma y sectarismo al interior del campo popular, a los efectos de evitar que tan auspiciosa novedad vuelva a sucumbir ante ese bipartidismo crónico que ha demostrado con creces carecer de soluciones a la hora de construir una Patria para tod@s.-

JORGE FALCONE













domingo, 1 de diciembre de 2013

CINEFILIA



EL TERROR COMO SUBVERSIÓN



¿PUEDE UN CINE DESTINADO A ESPANTAR

AYUDAR SIMULTÁNEAMENTE A PENSAR?



Amo el Séptimo Arte desde que tengo uso de razón. He sido cineclubista. Consumo decenas de películas por mes, con un criterio bastante ecléctico, que va del cine de autor más exquisito al fantástico más bizarro. Pero me apasiona especialmente el cine de terror. Aún cuando se repitan, me llenan de adrenalina sus rituales. Es más, lamento que todavía la crítica culta no le brinde la consideración que muchos de sus productos merecen. Actualmente creo que los míticos horrores de la Universal Pictures o la Hammer Films no le cortarían la respiración ni a Laura Ingalls, y que Bart Simpson exige estos subproductos que vienen anestesiando la sensibilidad del público con grandguiñolescas escenas de flagelación que harían palidecer al más sádico y creativo verdugo de la ESMA. Opino pues que, salvo honrosas excepciones - entre las que mencionaría a Guillermo del Toro - , el género ha extraviado la poesía que alguna vez le proporcionaron maestros como Jacques Tourneur o John Carpenter.



Agrava este panorama una compulsiva producción de remakes acaso impuesta por la gran crisis del relato hollywoodense, así como por la mediocre suposición de que en la era digital… todo lo que fue genial admite ser mejorado. En tal contexto - es obvio - se debe hacer difícil para la crítica moverse hacia una sala de estreno palpitando la amenaza de toparse con pastiches llenos de clichés, como el architrillado relato del grupo de adolescentes que huye de la tutela de sus mayores a fin de liberar los instintos sin restricción alguna y toma el camino equivocado extraviándose en una región boscosa hasta quedar sin gasolina a merced de endogámicos caníbales. Sin embargo, hilando fino al efecto de separar la paja del trigo, hoy como ayer es posible detectar perlitas que, aún bajo la apariencia de una matriz repetitiva, no nos hablan de cucos de pacotilla ni proponen muertos que caminan sólo por capricho del guionista. Esta nota rescata un par de esos ejemplos dignos de atenta consideración, pertenecientes a dos momentos históricos distintos, pero vinculados por la presencia ante cámaras del carismático actor Dennis Hooper (Easy Rider, Terciopelo Azul, Apocalypse Now), y detrás de ella del legendario especialista en FX Tom Savini (La noche de los muertos vivientes, Del crepúsculo al amanecer, Planet Terror)



Alguna vez, bajo el imperio de un terror extracinematográfico como el que impuso el Tercer Reich, el dramaturgo judeo-alemán Bertolt Brecht escribió un artículo titulado Cinco obstáculos para decir la verdad. Dicho texto comenzaba con las siguientes consideraciones, que me parece pertinente refrescar como introducción al análisis de los filmes escogidos: “Quien hoy día quiera luchar contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad, tiene que superar al menos cinco obstáculos. Debe tener el valor de escribir la verdad, a pesar de que en todo sitio se reprima; la perspicacia de reconocerla, a pesar de que en todo sitio se encubra; el arte de hacerla útil como un arma; el buen criterio para elegir a aquellos en cuyas manos se haga efectiva; la astucia de propagarla entre ellos. Estos escollos son considerables para aquellos que escriben bajo el régimen fascista, pero también existen para aquellos que fueron perseguidos o huyeron, e incluso para aquellos que escriben en los países de la libertad burguesa”.



MASACRE EN EL INFIERNO, DE TOBE HOOPER (1986):

UNA EXCURSIÓN A LAS CATACUMBAS DE LA ERA REAGAN



Como es de público conocimiento, Texas ocupa la geografía político cultural más conservadora del Gran País del Norte. Territorio de pasado esclavista que vio cabalgar a sus anchas al siniestro Ku Kux Klan, guarda en su haber desde el asesinato en Dallas del presidente John Fitzgerald Kennedy hasta la Masacre de Waco, en la que sucumbieran numerosos fieles de la secta presidida por el fanático David Koresh. 


Se menta que en dicha latitud también vivió el inspirador de varios asesinos seriales que desfilaron por la pantalla grande. La película de culto La Matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974) esconde tras ella una historia real que conmocionó a la sociedad norteamericana durante los años 60. Horribles crímenes de mano del asesino Ed Gein quien inspiró ese popular film. Esta serie de estremecedores descubrimientos han sido desde entonces materia de inspiración para incontables historias de asesinos. El Buffalo Bill del Silencio de los Inocentes, por ejemplo, tiene obvios orígenes en los descubrimientos de la granja de Gein, siendo un sujeto que experimentaba placer y morbo con la piel de sus victimas, con las que efectuaba enfermos rituales travestis. El propio Robert Bloch se inspiró en Gein para la creación de Norman Bates, el disfuncional sicópata llevado a la pantalla grande en Psicosis, de Alfred Hitchcock. 


Una de las películas que nos ocupa, The Texas Chainsaw Massacre 2 (otra vez Tobe Hooper, ahora en 1986), traducida en medios hispanos como Masacre en el Infierno, también reproduce parcialmente los hechos de Plainfield, y a pesar de que no hay un personaje en ella que sea exactamente Gein, varios aspectos recuerdan perfectamente la granja del carnicero en cuestión. Esta cinta puso de nuevo en el panorama al monstruo de Wisconsin… pero en un contexto diferente al original, y sobre el que todo indica que su director deseaba reflexionar: El gobierno de Estados Unidos presidido por Ronald Reagan durante los años ochenta, se basó en las teorías propugnadas entre otros por el Nobel de Economía, Milton Friedman, y tuvo como objetivo central el dar el protagonismo económico a la iniciativa y la acción individual frente al Estado. 


En el mencionado filme, la historia tiene lugar trece años después de los incidentes de la primera película. Dos jóvenes recorren las carreteras de Texas divirtiéndose desaforadamente. Llaman a una radio local para molestar a la conductora, Vantia "Stretch" Brock (Caroline Williams). Vuelven a llamar, pero esta vez Stretch no escucha las bromas de los jóvenes, sólo sus gritos y el ruido de una motosierra. Al día siguiente, la policía descubre que habrían sido  atacados por el mismo asesino que mató a los amigos de la protagonista de la primera película. En tanto, la conductora radial y su operador técnico cubren la premiación anual a la preparación del mejor chili picante de la región, que por segunda vez consecutiva recae sobre un exponente de la familia Sawyer (apellido literalmente traducible como “aserrador”), núcleo de cuentapropistas de la industria frigorífica que encarna el mito del “self made man” tan caro a la cultura que lo engendró.  Aquí comienza a configurarse la metáfora política que propone el director, la que poco después confirmará que toda aquella comunidad de retrógradas e intolerantes convicciones convive apaciblemente con respetables vecinos capaces de faenar carne humana y convertirla en el alimento predilecto del lugar. 


El general "Lefty" Enright (Dennis Hopper), tío de la primera víctima, decide buscar para vengarse a la ya famosa familia de caníbales. Entonces descubre que Stretch había grabado al asesinato de los jóvenes, y le pide que ponga la grabación en la radio esa noche para que los asesinos se asusten. Pero Bubba Sawyer (Bill Johnson) - el gigantón oligofrénico de la motosierra, más conocido como Leatherface debido a su costumbre de cubrirse el rostro deforme con la piel reseca arrancada de la cara de sus víctimas - junto a su hermano Chop-Top (magistral e irrepetible Bill Moseley), van a la radio para matar a quien transmitió eso. Para sorpresa de Stretch, Leatherface no le hace daño… sino que se enamora de ella. La chica lo seguirá hasta la guarida donde este y su hermano condujeron a su compañero, oculta bajo los cimientos de un parque de atracciones abandonado, cayendo así en una trampa que lleva a los dominios de la familia Sawyer. Lefty, que la ha usado como señuelo, también llega hasta allí, listo para enfrentarse a Leatherface y su familia. Finalmente Stretch consigue escapar y hiere con una motosierra a Chop Top y a Leatherface, y éste junto a Drayton Sawyer (Jim Siedow) muere con la explosión de una granada. 


Justamente es este último personaje el que - hasta el mencionado desenlace - se encarga de mantener la imagen de normalidad de su siniestra familia,  paradigma de la hipócrita moral republicana imperante hacia el estreno del filme. A la hora de recibir su condecoración culinaria, ovacionado por los lugareños  y consultado por el jurado sobre el peculiar sabor de su preparación, Drayton explicará “El secreto está en la carne. Y me viene de familia. Quiero decirles que adoro esta ciudad. Aquí se aprecia la buena carne!”; expresión que parece proponer al espectador una suerte de antropofagia colectivamente aceptada por omisión. Los argentinos sabemos de esas cosas.


TIERRA DE LOS MUERTOS, DE GEORGE A. ROMERO (2005):

ÚLTIMA ESCALA DEL CAPITALISMO SALVAJE (*)




En esta ucronía del director de La noche de los muertos vivientes, cuarta entrega de dicha saga, una catástrofe inimaginable destruyó gran parte de la civilización humana. Como viniera sucediendo desde el primer film, por una razón desconocida los recientemente fallecidos han vuelto a la vida y comenzado a imitar los hábitos y costumbres de los vivos: un miembro de la banda musical intenta soplar su corneta, una animadora lleva sus pompones, una pareja de muertos camina con las manos unidas... Estos "zombis"  exceden en un número muy grande a los vivos. Los remanentes de la humanidad han huido hacia una gran ciudad, donde se ha arraigado un gobierno feudal. Esta se ha convertido en un refugio contra la amenaza de los muertos vivientes, sin embargo se encuentra confinada a un costado por un río y al otro por una barricada eléctrica. Fiddler's Green es el centro de esta ciudad fortificada, torre inalcanzable donde viven en el lujo los ricos y poderosos confortablemente guarecidos sobre el pomposo shopping de su planta baja, mientras que el resto de la humanidad lo hace alrededor de ellos en la extrema pobreza. 


Como se podrá apreciar, aquí la metáfora política alusiva a la concentración de riqueza producida por la globalización capitalista se expone de manera panfletariamente más nítida que en el caso anterior.


Paul Kaufman (Dennis Hooper otra vez) gobierna esta ciudad con puño de hierro y un poder abrumador. Para asegurar su forma de vida financia la construcción del Dead Reckoning, un vehículo tipo tanque que puede aventurarse hacia afuera con relativa facilidad. Riley Denbo, su diseñador y comandante, está a punto de retirarse para ir a vivir lejos de allí. A diferencia de Kaufman, Riley es respetado por los ciudadanos de la ciudad fortificada porque su trabajo los protege contra un mundo peligroso. Sin embargo, después de una serie de incidentes, Riley es encarcelado junto con su mejor amigo, Charlie Houk, un miembro del equipo del Dead Reckoning quien tiene parte del rostro parcialmente quemado; y con Slack (Asia Argento), una prostituta de la ciudad. Mientras tanto, Cholo De Mora (el carismático John Leguizamo), el segundo en el comando del equipo de Dead Reckoning - representación del guardia de seguridad chicano -, al ser traicionado por Kaufman quien le niega la posibilidad de comprar un departamento en Fiddler's Green, se convierte en un renegado. Y al ver sus sueños rotos, sale a las afueras de la ciudad para vengarse. Amenaza con destruir Fiddler's Green usando los misiles del Dead Reckoning a menos que se satisfagan sus demandas. Entonces Kaufman pide a Riley detener a Cholo en su venganza. Este se va con sus compañeros y algunos soldados especialmente entrenados. Al cabo logran encontrar a Cholo y recuperar el Dead Reckoning, pero este y su compañero se van. Poco después, Cholo recibe la mordedura de un zombi y sabiendo que va a convertirse en uno de ellos sigue su camino solo, ya que quiere ver "cómo es el mundo desde ese otro lado".


En tanto, de entre las filas de los muertos vivientes se ha levantado un líder harto de la prepotencia de los vivos. Es "Big Daddy" (posible continuación del personaje de color que muere por error al finalizar la primer entrega de la saga), empleado de una estación de servicio inusualmente despierto e inteligente, quien enseña a sus compañeros zombis cómo utilizar las armas de fuego y superar algunas de las rudimentarias defensas humanas. Ellos están comenzando a aprender, se adaptan, e incluso se comunican con quejidos roncos. Su líder, munido de un fusil arrebatado a una de sus víctimas, a la manera de un estrafalario Black Panther conduce una horda de zombis constituida por lisiados, mujeres, ancianos y excluidos sociales de toda laya hacia un asalto masivo a la ciudad humana en venganza por las constantes incursiones realizadas por el Dead Reckoning, iniciando la carnicería en el centro de Fiddler's Green. Kaufman contempla la caída de su reino, cuando los zombis superan a los seres humanos en una masacre sangrienta y toman por completo la ciudad, entonces los seres humanos descubren que las defensas usadas para mantener a los zombis fuera de su ciudad se han convertido en las barreras que los mantienen dentro y les impiden escapar.


Después de recibir disparos de Kaufman, Big Daddy lo acorrala en venganza dentro de un garaje subterráneo, donde este planeaba tomar un Lincoln Continental para huir. Big Daddy encuentra el coche de Kaufman al lado de un surtidor de nafta, y en un momento de revelación, comienza a bombearla dentro del auto a través de un agujero en el parabrisas. Satisfecho al parecer, se dirige afuera del garaje. Ahora convertido en un muerto-vivo más, Cholo ha localizado a Kaufman. Se prepara para concretar su venganza con una mordedura contagiosa. Sin embargo, Big Daddy no ha acabado y pone de relieve su inteligencia de nuevo cuando hace rodar un neumático quemado, como si fuera un cóctel molotov, hacia el vehículo empapado de gasolina, generando una explosión que acaba con Kaufman y Cholo.


A esta altura, como aventurando un apocalipsis social no muy distante del presente que compartimos, después de aniquilar a buena parte de la élite de la ciudad, los zombis destruyen el sistema de clases creado por Kaufman, por lo que se nivelan las diferencias sociales y ambos bandos, sobrevivientes subalternos y muertos-vivos se disponen a reconstruir la civilización sin estorbarse.


Nada pues que traducir. Romero siempre ha sido un humanista, capaz de apelar a la figura del muerto-vivo para exponer desde el elocuente año 1968 su profunda preocupación por el destino al que nos conduce la sociedad de la que forma parte. El siguiente extracto de una entrevista concedida por este director  con motivo del estreno de su entrega siguiente (Diario de los muertos)  bastará para convencer a aquel lector que aún considere aventuradas las interpretaciones socio-políticas volcadas en esta nota: Si la guerra de Vietnam está detrás de La noche de los muertos vivientes y Tierra de los muertos era sobre la era Bush, ésta es sobre YouTube y la explosión de los medios electrónicos” (http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-9518-2008-03-16.html)

 


En conclusión, resulta a todas luces falaz sostener que el cine de terror sólo es “un servidor de pasado en copa nueva” o un mero reproductor de trivialidades. Aguzando la mirada es posible detectar joyitas donde las apariencias engañan. Allí los caníbales bien pueden parecerse a quienes nos faenan a diario convirtiendo nuestra vida en una picadora de carne, tanto como los zombis a “los condenados de la tierra”.-


JORGE FALCONE


(*) Mientras se escribía este artículo se estrenó el filme "Elysium", de Neill Blomkamp, realizador sudafricano que ya había sorprendido con el fuerte alegato contra la discriminación de su anterior filme, "Distrito 9". Si bien se trata de películas de sci fi (no terror), a la fecha consideramos que la mencionada en primer término expresa la "última escala del capitalismo salvaje" de manera aún más feroz que "Tierra de los muertos".